jueves, 23 de agosto de 2012

CUENTOS sobre San MARTÍN

Nuestros alumnos de 1er. año (míos y de mi colega el profesor Javier COLQUE, Lengua y Literatura del CEM 47 de Choele Choel) estuvieron practicando escritos literarios COLECTIVOS sobre el Gral. San Martín, en el 162º aniversario de su muerte.

He aquí los resultados.
MI REVOLUCIÓN (de 1ero. 5ta.) es un cuento un tanto académico, donde encontramos un San Martín viejito y cansado, contando su vida.

LOS SECRETOS DE SAN MARTÍN (de 1ro. 2da.) muestra un niño de 12 años que aún no sabe que algún día cruzará una Cordillera, y cuya gran preocupación es el diario que esconde bajo la almohada de la mirada áspera del sargento.

Finalmente, IGUAL, PERO DIFERENTE (de 1ero. 3era.) se basa en el humor. Un San Martín de Marlboro y Blackberry. Les encantará!

Que los disfruten!
Y a nuestros alumnos,  nuestras sinceras felicitaciones! 


MI REVOLUCIÓN

Cuando yo era chico, pensaba que mi carrera iba a ser la abogacía. Pero a mis once años mi vida cambió. Entré en el Regimiento de Murcia y comenzó mi carrera militar.
Llegó el momento de mis primeras batallas, y ya a los veinte años me destacaba por mi resistencia física y mi buena puntería, llegando a ser teniente de mi primer batallón.
Conocí diferentes mujeres en aquellas épocas; ninguna dejó un rastro especial en mi vida.
Llegado a Buenos Aires en 1812, el gobierno independiente de esa ciudad reconoce mi grado de Teniente Coronel, conseguido a través de mucho esfuerzo en España, país donde se había desarrollado la mayor parte de mi carrera hasta entonces.
Tenía 34 años, y ya soñaba con formar un ejército patriota que uniera a todos los pueblos americanos. Sabía que cumplir mi sueño era muy difícil, porque había que conseguir gente dispuesta a luchar por la patria, y mucho dinero.
Comenzamos e entrenamiento de los soldados para cruzar la Cordillera, tarea que nos llevó más de un año. Cuando terminamos de organizar el Ejército de los Andes, ni yo podía creerlo.
Pasaron días y días mientras cruzábamos la cordillera. Pasamos hambre, frío, enfermedades y mucha soledad, extrañando a nuestras familias. Pero lo que nos mantuvo en pie fue el sueño de libertad que compartíamos.
Después de mucho luchar con la naturaleza, llegamos al final del viaje. Luchamos junto a los hermanos chilenos por su libertad.
Faltaba salvar Perú. Ideamos un plan diferente: esta vez atacamos por mar. Camuflamos barcos robados a los piratas ingleses para armar nuestra flota, y luego nos embarcamos por tiempo indeterminado
Navegamos por el Pacífico hasta tocar tierra firme en el Callao. Desembarcamos de noche, dividiéndonos para efectuar un ataque sorpresa. Después de mucho batallar, logramos la liberación de Perú.
Luego llegó el tiempo de partir hacia Ecuador, para reunirme con Bolívar. No sé qué nos pasó, y terminamos discutiendo fuertemente. Al poco rato hicimos las paces; pero yo abandoné el mando del Ejército libertador y bajé hacia el sur.
Mi familia estaba en Buenos Aires. Remedios, muy enferma, muere, dejándome triste y afligido. Fue muy duro recuperarme de su muerte; estuve meses intentando seguir adelante.
No me quedaba más nada por hacer en América, entonces decidí exiliarme. Pasé por muchos lugares y finalmente, me instalé en Francia.
Estoy muy viejo y enfermo; quiero escribirle a mi hija Mercedes y a mis nietas mis últimas palabras.
Después de tanto luchar por mi patria, envejezco lejos de ella. Estoy orgulloso de lo vivido y de las enseñanzas que le dejo a mi hija.
Así fue mi historia, mi revolución.

Creación colectiva – 1ero. 5ta. – CEM 47 – Choele Choel


LOS SECRETOS DE SAN MARTÍN


A mí me gustaría ir donde me llevara el viento, y no tener que pelear nunca con nadie.
No sé si me gusta tanto el ejército; aquí estoy, asustado, aturdido y sin otra opción. Como a pesar de todo mi miedo, no me pienso morir, escribo, para desahogarme y contar lo que estoy pasando.
He hecho algunos nuevos amigos, como Pepo, que tiene poco pelo, mucha alegría y buenas ideas.
Cada tanto, nos juntamos con otros chicos a charlar, jugar a las cartas y fumar a escondidas en nuestro lugar secreto del sótano abandonado.
A menudo nos preguntamos sobre el futuro, y qué nos gustaría ser: médicos, abogados o militares. A mí me gustaría cuidar caballos.
También nos gusta dibujar rostros de mujeres que quisiéramos tener.
Siempre nos preguntamos por qué nuestros padres eligieron el ejército para nosotros. Pero no queremos detenernos a pensar demasiado en eso. Preferimos seguir soñando qué vamos a ser en nuestro futuro.
Entonces planeamos subir enormes montañas, entrenar nuestras espadas y combatir.
Cuando salimos del sótano, nos bañamos en el río, antes de volver a la realidad. Poco y nada podemos cambiar de esa realidad. Sólo podemos estudiar y cumplir órdenes.
Al volver, escondo mi diario debajo de la almohada, para que no me lo encuentre el sargento. No quisiera que nadie se enterara de nuestros secretos.
Cuando se duerme el sargento, con Pepo iniciamos una silenciosa guerra de escupitajos, hasta quedarnos sin saliva.
Después, a dormir. Mañana será un nuevo día…


  
Creación colectiva – 1ero. 2da. – CEM 47 – Choele Choel



IGUAL, PERO DIFERENTE



Doscientos años antes, mi gran batalla comenzó.
Todo sucedió cuando tomamos conciencia de que los americanos necesitábamos ser libres. En una reunión de nuestra Logia, mientras compartíamos un coñac, se habló del poder español sobre nuestras vidas. Fue la primera vez que soñamos ser libres, y empezamos a planificar formas de actuar.
Nuestro mayor problema era conseguir dinero y armas. Como Buenos Aires no podía ayudarnos, decidimos buscar por otra parte.
Mi cercanía con los cuyanos podía facilitarnos la tarea de liberación. Me reuní con gente del lugar una mañana en que llovía torrencialmente; lo recuerdo porque ese mismo día me comunicaron el nacimiento de mi hija Merceditas. Mi primer impulso fue correr a conocerla, pero entendí que la libertad de mis compatriotas estaba primero.
Mientras fumaba mi cigarro Marlboro, me entró una llamada del gobernador a mi Blackberry, ofreciéndome 15 cañones, 20 bazookas y cien mil pesos oro. Él confía en nuestra causa.
Entré a mi FACE y miré el perfil de Bolívar, y le puse “Me gusta” a uno de sus estados que decía: “Tenemos que ser libres”. Le comenté que lucharía con él por la libertad de América.
Entrenamos diez mil soldados, y luego determinamos quién estaba preparado para partir y quién no. Cinco mil soldados eran en realidad “soldadas”, pero les cortamos el pelo (además de militar, soy peluquero en mi tiempo libre) y las vestimos como hombres, para que no descubrieran sus verdaderas identidades.
Nos dirigimos a la batalla, donde nos esperaba una gran sorpresa: debíamos cruzar la Cordillera! Y ya no teníamos más comida.
Pero lo que sigue en esta historia, te lo contaré otro día.






Creación colectiva – 1ero. 3era. – CEM 47 – Choele Choel